Los comunes digitales feministas son espacios colectivos que promueven acceso equitativo al conocimiento y colaboración en línea. Estas iniciativas desafían las estructuras de poder y buscan justicia tecnológica inclusiva. Herramientas como SofíaChat y AymurAI muestran cómo se pueden resolver problemas concretos mientras se democratiza el conocimiento. Desde plataformas colectivas hasta tecnologías abiertas, los comunes digitales redefinen el poder en el ciberespacio y abren nuevas posibilidades para el empoderamiento colectivo.

En las décadas recientes, el concepto de comunes ha trascendido los límites del mundo físico para establecerse con fuerza en el ámbito digital. Los comunes digitales son espacios donde las personas comparten, colaboran y crean recursos colectivos en Internet. A diferencia de los bienes comunes tangibles, como el agua o los bosques, los comunes digitales son inagotables, no disminuyen con el uso y permiten una multiplicación exponencial de recursos como conocimiento, datos y software.

Este modelo ha sido potenciado por la estructura descentralizada de Internet y principios como el acceso libre y la colaboración abierta. Iniciativas como Wikipedia o licencias Creative Commons son ejemplos embleáticos de cómo los comunes digitales fomentan un acceso equitativo al conocimiento. Sin embargo, también enfrentan desafíos significativos: desde la mercantilización por parte de grandes corporaciones hasta las desigualdades en el acceso global.

Feminismos y los Comunes Digitales

Los feminismos han encontrado en los comunes digitales una herramienta poderosa para desafiar estructuras de poder y promover una justicia tecnológica inclusiva. Al igual que los comunes tradicionales, las iniciativas feministas en el ámbito digital comparten una visión colectiva orientada a resolver problemas y generar beneficios compartidos. En este contexto, las corrientes del ciberfeminismo emergen en manifestaciones clave.

El ciberfeminismo de los 90 celebró el potencial emancipador de la tecnología y abogó por una presencia activa de las mujeres en el espacio digital. En contraste, las corrientes del 2000 adoptaron un enfoque más crítico, enfatizando la necesidad de desafiar las lógicas de exclusión y vigilancia inherentes a muchas plataformas digitales. Ambas perspectivas han dado lugar a manifestaciones diversas, como el ciberactivismo feminista, el hackfeminismo, el tecnofeminismo y el feminismo de datos.

Estas manifestaciones no solo representan formas de resistencia, sino también construyen comunes digitales feministas al generar conocimientos compartidos, herramientas inclusivas y espacios seguros para mujeres y comunidades marginadas.

Ejemplos de Comunes Digitales Feministas

Plataformas de conocimiento colectivo: Proyectos como GenderIT o Take Back the Tech! ofrecen recursos abiertos sobre tecnología y género. En América Latina, iniciativas como La Sandía Digital en México, que combina narrativas digitales con perspectiva feminista, y el colectivo Coding Rights en Brasil, que promueve políticas tecnológicas inclusivas, amplían la discusión sobre derechos digitales y género. Estas plataformas funcionan como archivos colectivos, donde las personas comparten investigaciones, estrategias y testimonios para abordar problemas como la violencia digital o la brecha de género en tecnología.

Herramientas tecnológicas feministas: Ejemplos destacados incluyen:

SofíaChat: Una herramienta desarrollada en Chile. Es un chatbot que entrega información ante situaciones de violencia digital de género, además de ofrecer recursos y herramientas para el autocuidado digital.
AymurAI: Un software creado por DataGénero que recolecta y pone a disposición datos sobre violencia de género a partir de sentencias judiciales. Su objetivo es ofrecer acceso a tecnologías de inteligencia artificial que permitan la extracción automática de datos estadísticos, promoviendo la transparencia en los poderes judiciales de América Latina.

Ciberactivismo en redes: Movimientos como #YoSíTeCreo, #VivasNosQueremos o #AbortoLegalYa han utilizado las redes sociales para visibilizar la violencia de género y movilizar a millones de personas. y movilizar a millones de personas. Aunque estas plataformas son propiedad de grandes corporaciones, el uso que las feministas hacen de ellas transforma estos espacios en verdaderos comunes digitales, al generar conciencia y promover cambios estructurales.

Espacios seguros en el ciberespacio: Iniciativas como Cl4ndestina, una servidora activista feminista que ofrece hospedaje para sitios de colectivas, organizaciones y movimientos sociales feministas en América Latina, son fundamentales para construir redes de apoyo y empoderamiento.

Aportes de los Comunes Digitales Feministas

Los comunes digitales feministas no solo abordan problemas específicos, como la violencia de género en línea o la exclusión tecnológica. También generan impactos más amplios:

Justicia tecnológica: Al desafiar la hegemonía de las corporaciones tecnológicas, estas iniciativas promueven una tecnología inclusiva y accesible, diseñada desde las necesidades de comunidades diversas.
Democratización del conocimiento: Plataformas feministas abiertas permiten que el conocimiento sea compartido, transformando a las usuarias en creadoras y gestoras de sus propios recursos.
Redefinición del poder: Al generar espacios donde las mujeres lideran, se reconfiguran las dinámicas de poder tradicionales en el mundo digital.

Los comunes digitales feministas son una expresión tangible de cómo la tecnología puede ser un instrumento para la equidad y la justicia social. Más allá de sus beneficios prácticos, nos invitan a reflexionar sobre la necesidad de construir una Internet más justa, donde todas las voces sean escuchadas y valoradas.

A medida que enfrentamos desafíos como la mercantilización del ciberespacio y las desigualdades de acceso, el enfoque feminista en los comunes digitales ofrece un camino esperanzador. No solo busca transformar la tecnología, sino también nuestras formas de relacionarnos en el mundo digital, construyendo espacios más solidarios, inclusivos y sostenibles.

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