Los sesgos de género en la tecnología ¿Qué estamos pasando por alto?

Los sesgos de género en la tecnología refuerzan desigualdades y exclusión, desde el diseño hasta la implementación de productos y servicios. Estos sesgos, invisibles pero poderosos, se manifiestan en algoritmos sesgados, falta de diversidad en los equipos de desarrollo y productos que perpetúan estereotipos de género. Esto no solo afecta la equidad, sino que también intensifica la violencia digital de género. Para romper este ciclo, es crucial revisar algoritmos, fomentar la diversidad y crear un entorno digital más inclusivo y seguro para todas las personas.

La tecnología, como muchos otros campos, no está exenta de sesgos de género que perpetúan desigualdades y exclusión. Estos sesgos, que influyen en cómo se diseña y utiliza la tecnología, se manifiestan en la atribución de características o roles específicos a mujeres y hombres basados en estereotipos. Por ejemplo, se asume que las mujeres son menos aptas para campos técnicos, lo que las excluye y subestima su participación.

En el ámbito tecnológico, estos prejuicios se reflejan desde la concepción hasta la implementación de productos y servicios. Los algoritmos de reconocimiento facial, por ejemplo, presentan tasas de error más altas para mujeres y personas de color debido a datos sesgados, limitando el acceso equitativo a servicios esenciales. Además, la proliferación de deepfakes (contenido falso creado mediante inteligencia artificial) intensifica estos problemas al difundir representaciones erróneas que refuerzan estereotipos de género y afectan a las víctimas.

La falta de diversidad en los equipos de desarrollo y la orientación de productos tecnológicos hacia un público masculino contribuyen a la exclusión de las mujeres en espacios digitales. Estos sesgos perpetúan desigualdades y favorecen la violencia digital de género, creando un ciclo de exclusión y agresión en el entorno digital.

El problema invisible: cómo los sesgos de género afectan el desarrollo tecnológico

La tecnología refleja las desigualdades de género existentes en la sociedad, y la falta de diversidad en los equipos de desarrollo acentúa este problema. En particular, la escasa representación femenina en el diseño y desarrollo tecnológico contribuye a que los productos y servicios perpetúen estereotipos y excluyan a las mujeres de la toma de decisiones. En Latinoamérica, esta situación es aún más crítica debido a la subrepresentación de mujeres en el ámbito tecnológico y la falta de perspectivas situadas que reflejen la realidad diversa de la región.

Por ejemplo, las asistentes virtuales, que a menudo tienen voces estereotipadas como suaves y serviciales, refuerzan el rol de las mujeres como cuidadoras. Este diseño no solo perpetúa estereotipos de género, sino que también ignora la diversidad cultural y las experiencias únicas de las usuarias latinoamericanas. Además, el fenómeno del deepfake presenta un ángulo adicional de preocupación: mientras que se utiliza para crear contenido falso y manipulado, este también se alimenta de la falta de diversidad en los equipos tecnológicos, lo que amplifica la creación y difusión de representaciones dañinas y estereotipadas.

La exclusión de mujeres y la falta de representación diversa en el desarrollo tecnológico no solo perpetúan desigualdades, sino que también crean tecnologías que no responden a las necesidades y realidades de todas las personas, agravando la brecha de género y perpetuando la violencia digital.

Impacto en la vida cotidiana: redes sociales y sesgos de género

Las redes sociales, aunque ofrecen espacios para la conexión y la expresión, también reproducen y amplifican los sesgos de género preexistentes. Lo que parece ser neutral en estas plataformas es, en realidad, un reflejo de desigualdades arraigadas en sus algoritmos y en la interacción de las y los usuarios. Las mujeres enfrentan una exposición desigual, ya que los algoritmos tienden a promover contenido que refuerza estereotipos de género, como la objetificación femenina y la perpetuación de roles tradicionales en la belleza o el cuidado del hogar. Esto se agrava en contextos donde la violencia digital de género, como el ciberacoso y la difusión de contenido no consensuado, es común.

Estos sesgos en el diseño de plataformas, combinados con interfaces que carecen de opciones adecuadas para la protección y el soporte de víctimas, dejan a las mujeres especialmente vulnerables. La falta de diversidad en los equipos de desarrollo refuerza este ciclo, excluyendo las experiencias y necesidades de las mujeres en la creación de políticas y herramientas digitales. Para avanzar hacia la equidad de género en el entorno digital, es esencial abordar estos sesgos desde la raíz: revisando algoritmos, fomentando la diversidad en el diseño y promoviendo un entorno en línea más seguro y justo para todas las personas.

Desafíos y oportunidades para el cambio

Los sesgos de género en la tecnología, que surgen de una falta de consideración de las necesidades de todas las personas, han perpetuado un ciclo de violencia digital y exclusión. Esta situación es especialmente evidente en plataformas tecnológicas que, al ser diseñadas sin una perspectiva diversa, no ofrecen suficientes herramientas para que las mujeres puedan denunciar o bloquear a usuarios abusivos de manera efectiva. La falta de diversidad en los equipos de desarrollo es un factor clave en este problema, ya que genera productos y servicios que no reflejan las realidades de quienes más necesitan protección.

Además, la comercialización de tecnología basada en estereotipos de género refuerza roles tradicionales y limita la participación femenina, lo que aumenta su vulnerabilidad frente a la violencia digital. Los algoritmos sesgados amplifican contenido misógino, exponiendo a las mujeres a un mayor riesgo de acoso y amenazas en línea, lo que contribuye a su exclusión de espacios digitales. Para romper este ciclo, es crucial implementar cambios profundos en el diseño tecnológico, promoviendo la diversidad y ajustando los algoritmos para reducir sesgos. Iniciativas que aborden estas áreas pueden crear oportunidades reales para un entorno digital más inclusivo, seguro y equitativo para todas las personas.

Rompiendo el ciclo: hacia un entorno digital inclusivo

Los sesgos de género en la tecnología no solo perpetúan desigualdades, sino que también alimentan un ciclo de violencia digital que afecta a las mujeres. La falta de diversidad en los equipos de desarrollo y en las políticas de tecnología amplifica estos problemas, creando entornos digitales que a menudo ignoran las necesidades específicas de las mujeres y perpetúan estereotipos dañinos. Es importante que se reflexione sobre ¿cómo quienes desarrollan tecnología y son responsables de las políticas tecnológicas pueden contribuir a un entorno digital más inclusivo y seguro? ¿Qué papel juegan las y los usuarios, junto a las comunidades en la promoción de la equidad en el espacio digital? Es crucial avanzar hacia una mayor representación y diversidad en la creación tecnológica para construir un entorno digital que no solo sea más equitativo, sino también más seguro para todas las personas.

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