El ciberfeminismo conecta luchas locales y globales desde ALAC, transformando tecnologías para desafiar estructuras de poder. Desde su origen en los años 90 hasta su evolución crítica en los 2000, promueve justicia social y resistencia a través del conocimiento situado. Ejemplos en ALAC muestran cómo estas ideas construyen tecnologías inclusivas que responden a las necesidades de las comunidades. En Situada, trabajamos para que el ciberespacio sea un lugar de lucha y transformación feminista.

El ciberfeminismo, como movimiento que cuestiona las relaciones de poder a través de la tecnología, ha evolucionado notablemente desde sus inicios. A lo largo del tiempo, se han identificado dos corrientes principales: una primera enfocada en la exploración y subversión del ciberespacio y una segunda, de carácter crítico y político, que emerge con fuerza a partir de los años 2000. En este blog, exploraremos estas corrientes y su relación con el concepto de conocimiento situado, enfocándonos en cómo estas ideas se manifiestan en ALAC.

Primera corriente: Exploración y subversión del ciberespacio

La primera corriente del ciberfeminismo surge en los años 90, una época marcada por el auge de Internet y la promesa de un ciberespacio libre de las jerarquías tradicionales. Inspiradas por teorías posmodernas y cyberpunk, las ciberfeministas de esta etapa veían el ciberespacio como un territorio para la exploración de nuevas identidades, especialmente aquellas que desafiaban las normas de género.

Por ejemplo, colectivas como VNS Matrix crearon manifestos y arte digital que parodiaban y subvertían la narrativa tecnológica dominada por los hombres. En su famoso Ciberfeminist Manifesto for the 21st Century, declaraban: “Somos los virus del nuevo mundo disidente”. Estas acciones tenían como objetivo cuestionar la neutralidad de la tecnología, exponiendo cómo estaba impregnada de estructuras patriarcales.

En un contexto más contemporáneo, esta corriente puede verse reflejada en iniciativas como la intervención creativa en videojuegos. Por ejemplo, mujeres desarrolladoras en ALAC han modificado juegos populares para incluir personajes femeninos que rompan estereotipos, como guerreras liderando revoluciones o científicas resolviendo crisis globales. Estas acciones subversivas no solo desafían la narrativa dominante, sino que también abren espacios para la representación.

Segunda corriente: Crítica y política

A partir de los años 2000, el ciberfeminismo adopta un enfoque más crítico y político. Esta segunda corriente reconoce que las desigualdades de género no desaparecen en el ciberespacio; por el contrario, muchas veces se amplifican. El foco de esta etapa está en analizar las estructuras de poder que subyacen a las tecnologías y en desarrollar estrategias para enfrentarlas.

Un ejemplo claro es el trabajo de colectivos feministas en ALAC que abordan la violencia digital. Organizaciones como ONG Amaranta en Chile han liderado campañas para visibilizar y combatir el acoso en línea. Estas iniciativas no solo buscan proteger a las mujeres en los espacios digitales, sino también educar sobre cómo denunciar y prevenir estas agresiones.

Otro ejemplo es el desarrollo de tecnologías específicamente diseñadas para abordar problemas sociales. En Brasil, un grupo de mujeres desarrolladoras de la organización AzMina creó la aplicación PenhaS que conecta a sobrevivientes de violencia de género con redes de apoyo comunitario y servicios legales. Esta herramienta no solo refleja un enfoque crítico hacia la tecnología, sino que también evidencia cómo puede ser usada como un medio para la justicia social.

Conocimiento situado: Contextualizando el ciberfeminismo en ALAC

El concepto de “conocimiento situado”, introducido por Donna Haraway, es clave para entender el ciberfeminismo en ALAC. Haraway sostiene que todo conocimiento está anclado en las experiencias y posiciones específicas de quienes lo producen. En este sentido, el ciberfeminismo en ALAC no solo adopta herramientas tecnológicas, sino que las redefine desde contextos locales.

Por ejemplo, en comunidades indígenas han desarrollado plataformas digitales para preservar sus lenguas nativas. El proyecto Activismo Digital de Lenguas Indígenas donde colaborativamente las y los anfitriones comparten información sobre su lengua nativa. Estas iniciativas no solo desafían la hegemonía cultural, sino que también muestran cómo el conocimiento situado puede guiar el desarrollo tecnológico. La tecnología aquí no es un fin en sí mismo, sino un medio para fortalecer identidades y resistir la homogeneización global.

Otro caso significativo se encuentra en Colombia, donde el colectivo afrocolombiano Proceso de Comunidades Negra lidera iniciativas digitales para la preservación de conocimientos ancestrales en agricultura sostenible, a través de plataformas colaborativas. Estas plataformas no solo promueven prácticas ecológicas, sino que también visibilizan el rol histórico de las comunidades en la conservación de la Naturaleza. Aquí, el conocimiento situado se convierte en una herramienta de resistencia frente a la explotación ambiental y cultural.

Situada: Construyendo desde el conocimiento situado

En Situada, abrazamos estas perspectivas para abordar la tecnología desde una mirada feminista y latinoamericana. Creemos que las herramientas digitales deben ser diseñadas y usadas en función de las realidades locales y de las experiencias de las comunidades marginadas. Nuestra misión es fomentar un uso crítico de la tecnología, donde el conocimiento situado guíe la creación de herramientas inclusivas y sostenibles.

En próximos proyectos, buscamos ampliar las redes de colaboración con colectivas feministas en ALAC, desarrollar tecnologías adaptadas a contextos específicos y promover la participación activa de mujeres en el diseño y uso de estas herramientas. Creemos firmemente que solo a través de una mirada situada podremos construir futuros digitales verdaderamente inclusivos.

El ciberfeminismo, en sus distintas corrientes, nos recuerda que la tecnología no es neutra. Es un espacio de lucha, creatividad y transformación, especialmente en regiones como ALAC, donde las desigualdades estructurales son profundas pero también lo son las resistencias. En este camino, el conocimiento situado se convierte en nuestro faro, guiando nuestras acciones hacia un horizonte donde la tecnología sea sinónimo de justicia y equidad.

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Corrientes del Ciberfeminismo

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