El ciclo de la violencia digital de género

La violencia digital de género sigue un ciclo similar al modelo de Lenore Walker, con fases de tensión, explosión y reconciliación. Este ciclo se manifiesta en el ámbito digital a través de acciones como el ciberacoso, la difusión de contenido íntimo sin consentimiento y la manipulación emocional. Las víctimas experimentan un profundo impacto psicológico, y suelen sentirse atrapadas en este ciclo debido a la vergüenza y el miedo a las represalias. Romper este ciclo requiere un esfuerzo colectivo para crear entornos digitales seguros y respetuosos.

La violencia digital de género es un fenómeno que ha crecido junto con el avance de las tecnologías en la era digital, afectando de manera desproporcionada a mujeres. Este tipo de violencia no ocurre de forma aislada, sino que se manifiesta y reproduce de manera constante a lo largo del tiempo, desde la creación de la tecnología hasta las interacciones cotidianas en línea. Al igual que en la violencia de género fuera de línea, este fenómeno sigue un patrón repetitivo que se desarrolla en ciclos, lo que nos permite analizar su comportamiento.

Así como la violencia de género física sigue patrones cíclicos, la violencia digital también perpetúa dinámicas de maltrato y control sobre las víctimas. Aplicar el modelo de Lenore Walker, conocido como el ciclo de la violencia de género, al ámbito digital nos permite entender cómo estos abusos se manifiestan en el entorno digital.

Fase 1: Tensión

La fase de tensión se caracteriza por un aumento gradual de acciones dañinas o microviolencias que pueden parecer insignificantes al principio, pero que van escalando en intensidad:

  • Dejar comentarios sexistas en las redes sociales de la víctima.
  • Acoso repetido a través de mensajes insistentes y aunque los mensajes pueden no ser violentos en un inicio, la víctima percibe una tensión creciente.
  • Revisar constantemente las redes sociales de la víctima, le exige contraseñas o acceso a su cuenta, e incluso utiliza aplicaciones de geolocalización para seguir sus movimientos.
  • Dejar comentarios pasivo-agresivos en publicaciones de la víctima o publica indirectas que crean un ambiente de hostilidad, pero sin llegar a una confrontación directa.

Durante esta fase, la víctima intenta minimizar la tensión o complacer al agresor cambiando sus comportamientos en línea, como limitar lo que publica o dejar de interactuar con ciertas personas. Sin embargo, el agresor sigue aumentando el control y el acoso, intensificando el ambiente de ansiedad.

Fase 2: Explosión

En la segunda fase, la explosión de violencia digital, el acoso se convierte en agresión explícita, violenta y a menudo pública:

  • Ciberacoso directo a través de mensajes abusivos, amenazas de muerte o violación, ataques coordinados (doxxing) donde se revela información personal de la víctima con la intención de causar daño.
  • Crear perfiles falsos para difamar a la víctima o incita a otros a realizar campañas de acoso en línea.
  • Distribuir de forma no consensuada, imágenes íntimas como pornovenganza, donde el agresor comparte fotos o videos privados sin el consentimiento de la víctima, afectando su reputación y bienestar emocional.
  • Crear deepfakes para mostrar a la víctima en situaciones sexuales o comprometedoras que no son reales, pero que se usan para desacreditarla o humillarla.
  • Amenazar con difundir contenido íntimo si la víctima no cumple con sus demandas.
  • Hackear las cuentas de redes sociales, correo electrónico o incluso bancarias de la víctima, utilizándolas para difundir información falsa o dañina.

En esta fase, también llamada fase de agresión se busca humillar públicamente a la víctima, afectando su reputación, autoestima y hasta su seguridad física. Las consecuencias son devastadoras, y muchas veces las víctimas se ven obligadas a cerrar sus perfiles o desaparecer de las plataformas digitales para protegerse.

Fase 3: Luna de miel

Tras la explosión de la violencia, en la fase final del ciclo de Walker, el agresor busca minimizar sus acciones o ganar de nuevo la confianza de la víctima. En el contexto digital, esta fase puede verse de diferentes formas:

  • Eliminar publicaciones ofensivas, disculpándose internamente con la víctima por su comportamiento o justificándolo como una “broma”.
  • Reestablecer contacto con la víctima, asegurando que no volverá a ocurrir, y prometiendo que cambiará su comportamiento.
  • Borrar pruebas, haciendo más difícil que la víctima pueda denunciar el acoso o la violencia a las autoridades o plataformas.
  • Publicar mensajes o imágenes que demuestren afecto, o incluso ofrecer gestos públicos de arrepentimiento en redes sociales.
  • Puede ocurrir una fase de silencio temporal, donde el agresor se detiene por un tiempo, lo que puede llevar a la víctima a sentir una falsa sensación de seguridad.

En esta última fase, la víctima puede sentirse tentada a perdonar o minimizar el comportamiento del agresor, creyendo en las promesas de cambio. Esto puede llevar a retirar denuncias o decidir continuar la relación. Sin embargo, al igual que en el ciclo de violencia física, esta fase es temporal. Sin una intervención efectiva, es probable que la tensión vuelva a acumularse y el ciclo se repita.

Romper el ciclo de la violencia digital de género

El ciclo de la violencia digital de género es un reflejo de la dinámica de poder y control que caracteriza a la violencia de género. Al igual que en el mundo fuera de línea, las víctimas de violencia digital experimentan un ciclo de tensión, explosión y reconciliación que se repite una y otra vez, generando un profundo impacto en su bienestar y seguridad. La naturaleza cíclica de esta violencia dificulta que las víctimas rompan con ese ciclo y busquen ayuda. La vergüenza, el miedo a las represalias y la falta de conocimiento sobre los recursos disponibles pueden llevar a las víctimas a permanecer en situaciones abusivas. Es fundamental visibilizar esta problemática y romper el silencio en torno a la violencia digital de género. Solo a través de esfuerzos conjuntos podemos erradicar esta forma de violencia y construir un entorno digital seguro y respetuoso para todas las personas.

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