Desafíos para las resistencias feministas en el entorno tecnológico
Las resistencias feministas enfrentan desafíos como la violencia digital de género, la brecha de acceso, la falta de diversidad en tecnologías y la mercantilización del conocimiento. Soluciones incluyen alfabetización digital con enfoque de género, marcos legales contra violencias digitales y fomento de tecnologías libres y cifradas. Promover datos desagregados por género y fortalecer los comunes digitales son pasos clave para transformar las tecnologías en herramientas más justas, empoderando a las mujeres y diversidades.
El entorno tecnológico se ha convertido en un espacio de oportunidades y de tensiones para las resistencias feministas. Si bien ofrece herramientas para amplificar voces, construir redes y visibilizar desigualdades, también trae consigo retos significativos relacionados con las brechas de acceso, la violencia de género en línea y la apropiación de tecnologías. En este blog, exploraremos los principales desafíos que enfrentan las resistencias feministas en el entorno tecnológico y cómo afrontarlos desde una perspectiva inclusiva y situada.
Brechas de acceso y uso
El acceso desigual a la tecnología es uno de los mayores obstáculos para la inclusión digital feminista. Aunque Internet es reconocido como un derecho humano, las cifras muestran una realidad preocupante. En América Latina y el Caribe, al año 2023, alrededor del 81% de la población tiene acceso a Internet, pero en zonas rurales este porcentaje cae drásticamente. Además, las mujeres tienen menos probabilidades de acceder a dispositivos o a la conectividad debido a barreras económicas, educativas y culturales.
Por su parte, en países como Bolivia y Paraguay, los hogares rurales más pobres enfrentar grandes desafíos para acceder a Internet. Esta desigualdad también se refleja en el uso de la tecnología: las mujeres, especialmente en contextos rurales o marginados, enfrentan mayores dificultades para apropiarse de herramientas digitales debido a la falta de formación técnica y la carga desproporcionada de tareas de cuidado
Propuesta: Promover programas de alfabetización digital con enfoque de género que consideren las realidades locales. Iniciativas como las redes comunitarias de Rhizomatica en Africa y Latinoamérica, que crean infraestructuras tecnológicas autónomas, pueden servir como inspiración para garantizar el acceso inclusivo.
Violencias digitales de género
La violencia en línea es una extensión de las desigualdades estructurales que enfrentan las mujeres en el mundo offline. Las redes sociales, aunque son herramientas clave para el activismo, también se han convertido en espacios de agresión. Desde el ciberacoso hasta el uso no consentido de imágenes íntimas, estas formas de violencia buscan silenciar y desmovilizar a las mujeres.
Un ejemplo es el aumento de ataques digitales contra mujeres periodistas y defensoras de derechos humanos. Activistas de todos los países de la región han denunciado campañas de desinformación, acoso masivo y hackeos dirigidos a obstaculizar su labor.
Propuesta: Crear marcos legales robustos que penalicen la violencia digital y proteger a las víctimas. Además, fomentar espacios de autocuidado digital donde las mujeres puedan aprender a proteger su privacidad en línea.
Falta de diversificación en tecnologías
La tecnología dominante está diseñada mayoritariamente por y para hombres, lo que perpetúa sesgos de género. Por ejemplo, las aplicaciones de seguridad muchas veces no consideran las necesidades específicas de las mujeres, y los algoritmos pueden reforzar estereotipos perjudiciales.
En ALAC, las mujeres están subrepresentadas en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), con tasas de graduación están cercanas al 40%. Esta disparidad limita las perspectivas diversas en el desarrollo de tecnologías.
Propuesta: Impulsar programas que fomenten la participación de mujeres y niñas en STEM, así como iniciativas de código abierto lideradas por comunidades feministas. Por ejemplo, proyectos como Karisma en Colombia, que desarrollan herramientas tecnológicas con perspectiva de género, pueden ser clave para romper con esta exclusión.
Desafíos en la protección de datos personales
El entorno tecnológico ha creado nuevas vulnerabilidades relacionadas con la privacidad. Las mujeres están más expuestas al uso indebido de sus datos personales, desde aplicaciones que rastrean su ubicación sin su consentimiento hasta la explotación de datos en plataformas de redes sociales.
Un caso paradigmático fue el escándalo de Cambridge Analytica, donde se usaron datos de millones de personas sin su consentimiento para influir en elecciones. Aunque este caso afectó a una población generalizada, las mujeres suelen estar más expuestas a amenazas específicas, como el doxing (publicación de información privada con intención de daño).
Propuesta: Fomentar el uso de tecnologías libres y cifradas que protejan la privacidad de las usuarias. Por ejemplo, herramientas como Signal o Tor permiten una comunicación segura y anónima, empoderando a quienes están en contextos de riesgo.
Invisibilidad estadística
La falta de datos desagregados por género sobre acceso, uso y violencia en línea dificulta la creación de políticas públicas efectivas. Sin información clara, las desigualdades permanecen ocultas y las estrategias de inclusión digital carecen de enfoque.
En ALAC, menos de la mitad de los países recopilan datos sobre el uso de Internet desagregados por género. Esto perpetúa la exclusión de mujeres en espacios digitales y limita la capacidad de evaluar avances en equidad.
Propuesta: Diseñar sistemas de información que integren una perspectiva interseccional. Iniciativas de ciencia abierta, como las impulsadas por organizaciones feministas, pueden liderar la producción de datos inclusivos y accesibles.
Mercantilización del conocimiento y de los comunes digitales
Finalmente, la apropiación de tecnologías y datos por parte de grandes corporaciones representa un obstáculo para las resistencias feministas. Plataformas dominantes como Google, Facebook, Amazon y Apple no solo monopolizan el acceso a la información, sino que también imponen lógicas de consumo que limitan la autonomía de las usuarias.
Propuesta: Reivindicar los comunes digitales como alternativa. Proyectos como Wikipedia, donde el conocimiento se construye colectivamente y sin fines de lucro, son ejemplos de cómo desafiar la mercantilización del espacio digital.
Las resistencias feministas en el entorno tecnológico enfrentan retos enormes, pero también poseen el potencial para transformar estas limitaciones en oportunidades. La inclusión digital feminista no es solo una demanda técnica, sino también un llamado a reconstruir las tecnologías desde una óptica más humana, equitativa y colectiva. Las soluciones pasan por fortalecer la colaboración entre comunidades, impulsar marcos legales justos y fomentar la creatividad tecnológica con perspectiva de género.
En palabras de los movimientos feministas: “Lo personal es político”, y en el entorno tecnológico, lo tecnológico también lo es. Construyamos juntas un ciberespacio más justo y seguro para todas.
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Desafíos para las Resistencias Feministas en el Entorno Tecnológico

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