Ciencia y conocimiento abierto desde una perspectiva feminista situada
La ciencia abierta, vista desde el feminismo situado, cuestiona las estructuras que limitan el acceso al conocimiento, proponiéndolo como un bien común. En America Latina y el Caribe, iniciativas como AlterMundi y el uso de software libre empoderan comunidades y promueven soberanía tecnológica. Sin embargo, persisten desafíos como la mercantilización del conocimiento y la falta de infraestructura. Superarlos es esencial para lograr una ciencia inclusiva que contribuya a la equidad y justicia social, transformando los paradigmas actuales.
Vivimos en un mundo en el que el acceso al conocimiento se ha convertido en una herramienta crucial para el desarrollo social, económico y cultural. Sin embargo, no todas las personas tienen acceso equitativo a los frutos del conocimiento colectivo. Desde una perspectiva feminista situada, es fundamental reflexionar sobre cómo la apertura del conocimiento y la ciencia puede contribuir a la equidad y a la justicia social, especialmente en América Latina y el Caribe (ALAC).
Ciencia abierta y conocimiento como bienes comunes
El concepto de ciencia abierta se basa en la idea de que el conocimiento es un bien común que debería estar disponible para todas las personas. Esto incluye no solo los resultados de las investigaciones científicas, sino también los datos, las metodologías y las herramientas utilizadas para generarlo. La perspectiva feminista situada nos invita a mirar más allá de la mera apertura, cuestionando las estructuras de poder que históricamente han restringido el acceso y el reconocimiento del conocimiento producido por comunidades no hegemónicas.
En ALAC, iniciativas como AlterMundi en Argentina han demostrado cómo la creación y el uso de redes comunitarias pueden empoderar a las comunidades locales. AlterMundi desarrolla redes de comunicación descentralizadas que permiten a las comunidades rurales acceder a información y compartir conocimientos sin depender de corporaciones multinacionales. Este tipo de proyectos no solo abren el acceso al conocimiento, sino que también cuestionan las dinámicas de poder que perpetúan la exclusión digital.
Software y hardware libre: tecnología para la equidad
La tecnología libre y comunitaria incluye tanto software como hardware desarrollado bajo principios de libertad, transparencia y colaboración. El uso de tecnologías libres permite a las comunidades adaptar herramientas a sus propias necesidades, reduciendo la dependencia de soluciones comerciales y promoviendo la soberanía tecnológica.
Por ejemplo, en varias regiones de ALAC, se han utilizado plataformas de software libre para facilitar procesos de educación en comunidades. Aunque estas experiencias no siempre están documentadas en redes internacionales, reflejan cómo la tecnología puede ser apropiada y resignificada desde contextos locales. La perspectiva feminista situada nos recuerda la importancia de respetar y valorar estos saberes locales, considerando sus necesidades, lenguajes y tradiciones específicas.
Reflexiones sobre los desafíos de la ciencia abierta en ALAC
A pesar de los avances, persisten desafíos significativos para la implementación de la ciencia abierta en la región. Uno de los mayores obstáculos es la falta de infraestructuras adecuadas. Muchas comunidades carecen de acceso a internet o a herramientas básicas que permitan participar plenamente en estos procesos. Además, las políticas públicas en torno a la ciencia abierta suelen estar desconectadas de las realidades locales, reproduciendo modelos globales que no siempre se alinean con las necesidades regionales.
Otro desafío es la mercantilización del conocimiento. La ciencia abierta promueve la idea de que los datos y las publicaciones científicas deben ser gratuitos y accesibles. Sin embargo, en muchos casos, el costo de publicar en revistas de acceso abierto es prohibitivo, especialmente para investigadores de países con menos recursos. Esto genera una paradoja: el conocimiento que se pretende abierto sigue estando fuera del alcance de quienes no pueden pagar para producirlo o acceder a él.
Feminismo situado: una guía para la equidad en el conocimiento
El feminismo situado nos ofrece herramientas críticas para abordar estos desafíos. En lugar de asumir que la apertura es intrínsecamente beneficiosa, este enfoque cuestiona quién tiene acceso, bajo qué condiciones y con qué propósitos. También aboga por reconocer y valorar los conocimientos producidos en contextos no hegemónicos, como los saberes ancestrales de los pueblos originarios.
Un ejemplo de esta perspectiva es la lucha por la soberanía de los datos. En ALAC, muchas comunidades han comenzado a exigir control sobre los datos que se generan en sus territorios, ya sean ambientales, culturales o de salud. Este control no solo garantiza que los datos sean utilizados de manera ética, sino que también reconoce a estas comunidades como productoras legítimas de conocimiento.
Una visión hacia el futuro
La ciencia y el conocimiento abiertos tienen el potencial de transformar profundamente nuestras sociedades, pero solo si se abordan desde una perspectiva crítica y situada. Esto implica no solo abrir el acceso al conocimiento, sino también garantizar que este acceso sea inclusivo y equitativo. Significa trabajar para eliminar las barreras tecnológicas, económicas y culturales que perpetúan las desigualdades en el acceso y la producción de conocimiento.
En ALAC, este camino puede tomar muchas formas: desde proyectos comunitarios como AlterMundi, hasta iniciativas de soberanía de datos lideradas por organizaciones sociales. Pero también implica reflexionar continuamente sobre nuestras propias prácticas: ¿cómo podemos garantizar que el conocimiento que producimos sea verdaderamente accesible? ¿Cómo podemos colaborar de manera ética con las comunidades con las que trabajamos? ¿Y cómo podemos asegurarnos de que nuestras iniciativas no reproduzcan las mismas desigualdades que intentamos combatir?
La ciencia abierta, el software y hardware libres, y las perspectivas feministas situadas ofrecen herramientas y marcos para abordar estas preguntas. Al integrar estos enfoques, podemos trabajar hacia un futuro en el que el conocimiento sea realmente un bien común, accesible y valioso para todas las personas, sin importar su contexto o ubicación.
Hacia un Futuro Más Abierto y Equitativo
El conocimiento abierto no es solo una cuestión técnica o académica; es una cuestión profundamente política. Desde una perspectiva feminista situada, abrir el acceso al conocimiento implica cuestionar las estructuras de poder que han definido históricamente quién produce, quién accede y quién se beneficia del conocimiento. Implica también reconocer y valorar la diversidad de saberes, promoviendo una ciencia que no solo sea abierta, sino también inclusiva, justa y transformadora.
Infografía
Conocimiento Abierto

Noticias


CGV